martes, 5 de agosto de 2014

Un mal Inhevitable 2

         
     

    ''No sé cómo, ni por qué estoy aquí, compartiendo con ustedes lo que pienso, pero lo peor de todo, es que me encanta.''                                          
                                                                                                         -Raymond Peña.

     Con la cita anterior doy inicio a lo que es la segunda parte, o mas bien, la continuación de ''Un Mal Inevitable'', que hace ya cinco semanas compartí con ustedes, por éste medio.

     Una semana después de cumplir mis quince veranos, empecé a pensar que mi alta preocupación por las personas con cáncer, iba más allá de un sentimiento, más allá de un sentir humano, algo así como una incomodidad conmigo mismo.

     Incomodidad conmigo mismo porque me sentía de manos y pies atados para poder ayudar a esas personas; personas que en su mayoría soñaban con un buen empleo, un buen automóvil, un buen departamento, buenas amistades, en fin una vida casi perfecta.. perdonen la grosería pero maldito sea el día que éste sarcoma llego a sus vidas.

    Pero a la vez, siento gran devoción cuando oigo a un hospedador de éste sarcoma expresarse de cuán hermosa sigue siendo la vida para ellos. 

    Devoción, admiración e incluso ganas de exaltar esas personas, por la simple razón de que brindan lo mejor al mundo, sabiendo aún que sus segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y décadas, estaban contados. 
   Existen cosas que jamás deben pasar y personas que nunca deberían irse, pero la muerte, es la esencia de la naturalidad de los seres vivos.
    
   Hoy día quisiera una escalera gigantesca, para llegar donde un ser especial, que forjó junto con mi madre mi personalidad, mis pasiones, tía éste artículo es tuyo, recuerda que nunca se va, quien nunca se muere.. 





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